martes, 12 de diciembre de 2006

Que descanse en paz...




Me enteré al otro día. 6 : 58 AM en la estación Sant Andréu. Una mujer leía las noticias del corazón o quizás el horóscopo del diario que le dio un chico madrugador en la puerta de la estación. Vi la foto del ex general con lentes oscuros en portada, , no leía las letras y no caí.

Busqué a otras personas que tuviesen el diario regalado, que no tenía yo por tomar el metro en una estación poco transitable.

Muere Pinochet.


No sentí ni alegría ni pesar, pero no indiferencia. Me recorrió algo frío en mi cuerpo, algo así como impresión. Curiosa impresión, pues no existía en factor sorpresa.
A pesar de considerarme apolítico, la muerte del ex dictador no deja indiferente a un chileno y menos viviendo en el extranjero. Se desencadenarían fenómenos sociales aún más intensos que los políticos.

¡Enhorabuena Claudio! Fue el recibimiento de mi jefe aquel día. Seguido de
conversaciones con parte de la historia de Franco. Es una visión normal de cualquier español que no ah sido criado en la dictadura pinochetista.

En España consideran a Chile el país más desarrollado de Latinoamérica. Y junto a Argentina los más cercano a Europa. Probablemente señal de orgullo.
Pero en mis ropas llevaba inevitablemente la marca de Pinochet.
La relación chileno= Pinochet, al principio novedosa, pasaba a ser molesta.

Por respeto al hombre y a una figura juzgadora que no me pertenece. Por respeto a familiares y amigos victimas de la dictadura me quedo con la frase que escribió un español común en el diario ADN:

“Qué descanse en paz… el pueblo chileno”

1 comentario:

Anónimo dijo...

Así es, que descanse en paz el pueblo hermano de Chile, porque al fin se han librado de la pesadilla de tener entre ellos a uno de los criminales más grande que Latinoamérica ha conocido.
Yo sé que el juicio corresponde a Dios, pero hay personas que la historia se encarga tarde o temprano de juzgarlas, y a Augusto Pinochet la historia ya hace tiempo que lo juzgó como un genocida y asesino. En la foto que colgaste de él se resume su personalidad fría y cruel. Yo también soy apolítico pero no me desentiendo del sufrimiento que padece la humanidad y cuando escuché por primera vez que Pinochet había muerto (me lo dijeron por teléfono), me embargó una gran alegría porque al fin los chilenos podrán encarar el futuro sin la pesada sombra que suponía la presencia aún de esa persona.

Lo más paradójico es que muriera el mismo día del aniversario de la Declaración de los Derechos Humanos... así de extraña es la vida.