miércoles, 28 de marzo de 2007

Barcelona Cosmopolita



Una de la madrugada , camino a paso lento por la Rambla de Catalunya ,corazón de Barcelona .No parece ser un día entre semana. También convencido de que si a alguien lo pusieran allí transportado extrañamente, le sería muy difícil saber que se encuentra en España.
La cantidad de personas y sobre todo la variedad, es una sensación particular que impacta. Moros vendiendo cervezas en la calle a 3 euros por la lata, británicos bailando , cantando, extrovertidos a rabiar…comprando las cervezas. Africanos en clanes tranquilos, conversando y exhibiendo sus cinturones D&G de imitación. Sudamericanos en los paraderos nocturnos, cansados y con una mano en el bolsillo y con la otra sujetando un cigarro.Esperando el regreso a casa. Prostitutas de todas las formas y colores tirando besos sin discreción a un posible o provocado cliente.
Un par de policias corpulentos, bien afeitados y tranquilos caminando o parados cerca de un poste de luz, con ambas manos sujetando sus cinturones como señal de autoridad. No hay postura más curiosa. Cada ciertos metros me encuentro con un par de ellos. Que me da tranquilidad en mi caminata nocturna, cuando en verdad nunca ocurre nada.
Pakistaníes , chinos y razas diversas con olores poco comunes para los occidentales, luego de su jornada laboral que se prolonga hasta la madrugada, similar a la mía.
No veo españoles, escasos catalanes , salvo el conductor del autobús y los policías .
Las calles son limpiadas por los barrenderos , españoles también ,que seguro ganan más dinero que yo ,recogiendo colillas de cigarros y cuanto papel tira la gente con escasa empatía. A veces es necesario hacer el quite a los camiones que tiran agua, humedeciendo las calles .
Pienso en mi trabajo y en la cantidad de nacionalidades de mis compañeros: España, Pakistán, Colombia, Holanda, Argentina, China, Chile, Puerto Rico. Ocho al menos, según mi memoria.
Llego a la parada del bus nocturno número nueve, el que me deja a cinco literales metros de “mi” piso en Barcelona. Pasó a la hora exacta, el bus se detuvo por completo, abrió las puertas, me subí, cerró las puertas y partió con una aceleración controlada. Extrañé subirme con el bus en marcha, puedo jactarme de tener adquirida esa destreza chilena.
Abro la página ciento noventa y seis del libro que leo, es interesante, pero a veces lo cierro y escucho conversaciones con relatos aún mejores que el libro que llevo. Me hacen darme cuenta del significado de vivir en una ciudad cosmopolita.
De una cuidad como Barcelona.

miércoles, 21 de marzo de 2007

Sushi en Den Haag


¿Adonde quieres ir esta mañana? Preguntó ella con entusiasmo.
Al mercado- respondí.
¿Al mercado? ¿Por qué al mercado? Dijo sorpresiva.

Los cocineros tenemos cierta amistad con los mercados foráneos. Ver frutas nunca antes vista, colores y aromas nuevos es una oportunidad difícil de dejar pasar.
Súmese que en el mercado se puede ver la gente, sin corbatas y con manos trabajadas. La idiosincrasia del pueblo, las diferentes formas de hablar, de relacionarse… de reír. Cosa que me entusiasma.

Aquella mañana del lunes la pasamos en el mercado de frutas, verduras y pescados. Compré atún, salmón, camarones y algunas verduras. Me enteré que a mejor precio por ser lunes. Al mediodía recorrimos los mercados orientales y supermercados holandeses.

Llegamos a casa con ganas de cocinar la compra, de ver todo en la mesa y compartirlo entre amigos.

Y nos pusimos a preparar sushi. Me encanta!!!. Confieso ansiedad por consumir pescado crudo y lo prefiero casi sin dudarlo a un pescado cocinado. ¡Como olvidar aquel maravilloso ceviche que comí en Lima hace diez años!.
Jengibre en vinagre, wasabi, nori, arroz, sésamo y atún en mano fue la alegría de aquella tarde en Den Haag.

Cuando teníamos la mesa lista, llegó un amigo con un par de botellas de vino chileno. Aunque no pega para nada con sushi, si fue un placer beberlo al terminar.

Que mejor que comprar el pescado, cocinar con amigos, conversar, reír, jugar, tomarse fotos, sentarse a la mesa y disfrutar!!!











jueves, 15 de marzo de 2007

Taxidermista

Mis complejas vacaciones han terminado. Seguro hay quien dirá que estaba bueno ya.
Estoy embarcado en un nuevo proyecto para mi vida laboral. Esta vez en un restaurant en la Plaza Real de Barcelona, a paso de uno de los ejes centrales de la cuidad: la rambla de Catalunya.
Es una cocina grande con casi diez personas en cocina y 20 en sala. Españoles, catalanes, argentinos, pakistanies, holandeses algún colombiano y ahora un chileno forman el cosmopolita grupo.
Uno de los puntos altos del restaurant es su arquitectura, que es un aspecto destacado. En 1859 fue el gran café español. Luego se convirtió en un museo pedagógico y un taller de taxidermia (embalsamiento de animales), de allí el curioso nombre del restaurant "Taxidermista".
Y hace siete años.Su nueva etapa como restaurant.

Existen dos cocinas, una donde se realizan los platos a la carta y una segunda donde se preparan la carta de tapas al momento. Toda una tradición culinaria española. Soy responsable de esta última en las tardes-noches.
Aunque solo llevo una semana. Siento una especial confianza de los jefes de cocina. Sospecho que se podrán hacer cosas entretenidas.

sitio web del restaurant, con sus fotos e historias

lunes, 12 de marzo de 2007

Las bicicletas de Amsterdam




Vi más bicicletas que autos. Ni metro, ni buses, solo tranvías. Gente más alta que yo, lo que no es difícil. Pero hasta los maniquíes hacían sentirme pequeño. Y claro, es la comunidad considerada la de mayor estatura, por sobre los americanos atiborrados de papas fritas del Mc Donalds
Con solo 600.000 habitantes Ámsterdam es una cuidad de cuentos infantiles por sus canales y calles de adoquines .De historias de adultos con sus barrios rojos, mujeres en vitrinas y cafeterías con aromas de marihuana.
Caminatas entre calles estrechas con bufanda y manos que frotar intentando escapar de este invierno de improviso para mí, luego de mis tardes de verano en Santiago y Buenos Aires.





Una genialidad encontré las bicicletas que me recordaron a Zurich. El transporte preferido y el más agradecido. Todas ellas con las mismas características, con similares formas. Sobre ellas todo tipo de personas. Universitarios, dueñas de casas, ejecutivos, prostitutas y albañiles.
Fue curioso estar en un país bajo el nivel de mar. Logré entenderlo al verlo desde alto. Una nación a la que todos llamamos Holanda, cuando su nombre oficial es “Países Bajos” y Holanda solo es una parte de esta comunidad.
Creo que Amsterdam debe estar sin duda dentro de mis “top cinco” de ciudades favoritas: súmese Friburgo, Valleta, Barcelona y Zurich.





La mayor parte de mi tiempo la pase en una cuidad a cuarenta y cinco minutos de la capital: Den Haag. Donde me atreví, con mapa en mano a recorrerla, dentro de mis posibilidades. Los nombres de las calles eran indescifrables y pase más tiempo intentando no perderme que de caminar con libertad. Agradecí cuando hubo quien se ofreció para hacerme de guía.
Y fue ahí cuando aprecie toda su arquitectura, el hablar de la gente en el mercado.

Solo con mis manos en los bolsillos y mi vista al frente, a veces hacía abajo. A los Países Bajos.

jueves, 1 de marzo de 2007

Última hora!

Siempre había querido hacerlo y lo hice.
Comprarme un billete de avión a última hora y hacer un viaje no planificado.Una locura.
Me voy a los paises bajos. Hoy en la tarde , a las cinco.
Estaré en Amsterdam a las 19 y treinta. ¿Buena o no?.
Regreso el miercóles y el jueves al mediodía comienzo un trabajo nuevo, que se confirmo hace unas horas.
En un restaurant en el barrio gótico de Barcelona.
Me voy a hacer la maleta!