El silencio fue una mezcla de concentración, impaciencia y ansiedad. Los novios tomaban sus manos uno al otro cruzando el pasillo. El asistente en cabina tenía la máxima atención,de meses, de su repetidísima demostración "en caso de emergencia".
Las manos de los novios se soltaron recién cuando el avión tomó la posición horizontal. Alivio.
Fue mi primer despegue y muy probablemente el de la mayoría, luego de la tragedia en Madrid. Fue un despegue que no nos dejó indiferente, incluso a los que no tuvimos a quien dar nuestra mano,solo afirmando firme y discretamente el reposa brazo. Hasta soltarlo aliviado.
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