jueves, 11 de enero de 2007

Iván Zamorano y yo


"No andes con el Mp4 en la mano".
"Sacate la billetera del bolsillo".
"La mochila no la lleves en la espalda"."¿Es de marca?".
"Mira que me han asaltado tres veces, la última me pegaron en el suelo".

Con tantas advertencias,reconozco que iba asustado a mi primer viaje en micro (autobus) por Santiago luego de casi dos años.

Llegué al paradero sin saber ni siquiera cuando costaba el pasaje. 676 - la micro que me sirve, que por supuesto no paró en mi primer intento de alzanzarla. Esperé otros veinte minutos y llegaron dos micros idénticas. Excelente planificación - pensé-. Como la primera no paró , ahora vienen dos al mismo tiempo para compensarme. Que eficiencia!. Lamenté poder tomar solo una.

Luego, arriba, logré pasar la primera prueba: Pagar el pasaje, afirmarme y no caerme luego de una acelerada repentina.

" Oye flaco dale el asiento a la señora que está hacer rato con la guagua ( bebé) ahí parada" . Pegó un grito el micrero a un chico que sentado se hacia el dormido.
Yo intentando afirmarme y no soltarme ni por juego de la barra metálica del pasillo.
Eran las ocho de la tarde. El 50 % de los pasajeros sentados y el 20% de los que iban de pie dormian, luego de su prolongada jórnada laboral.

No podía faltar el pintoresco vendedor de helado " Choco panda a cien!!" decía un niño de unos doce años sin timidez, avanzando entre compañeros de viaje. Con la seguridad que tenía Maradona en la cancha de futbol.
Hubiese sido un desafío mayor comerse un helado estando de pie y haciendo equilibrio en cada curva. Ganas no me faltaban, pero me aguanté.

Zamorano por la televisión cada día me dice de un nuevo sistema de transporte que se dará inicio en febrero .El llamado "Transantiago". Con formas y colores a la europea.
Un sistema que la gente le tiene poca fe y que solo hablan con entusiasmo el Ministro de Transporte e Iván Zamorano el ex futbolista e imagén del nuevo modelo.

Toqué el timbre para que el micrero parara en el paradero que curiosamente esta creado para que se detengan las micros. Pero el conductor quería hacerlo más entretenido y paró unos treinta metros más allá, después de cruzar la calle con luz amarilla.

Esperé que el autobus se detuviera antes de bajar. Ingenuo! Ahora creo que aquel pensamiento fue lo más pintoresco del viaje. El autobus por supuesto no se detuvo nunca y decidí saltar en el momento que comenzaba la acelerada. Caí de pie.

Pero no me robaron y aunque me quedé con las ganas de comerme un helado, llegué a mi destino.



Ministro : Zamorano y yo creemos en usted.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hace poco hice un viaje similar... desde el centro de Santiago hasta Maipú. Cuando se suponía que nos acercabamos a mi destino el chofer preguntó a los pocos pasajeros que quedábamos en el bus, quiénes iban hasta el último paradero - al otro lado de la linea del tren. Sólo contesté yo. A él no le pareció rentable hacer el recorrido hasta el final sólo por mi y me dijo que me bajara allí donde estábamos y que hiciera el resto del camino a pié.
Le saqué una foto a él, a la patente del bus, escribí una denuncia en la que incluí hasta el boleto que me había dado y lo envié a la autoridad correspondiente. Aún espero "acuso de recibo", o no se estila eso allá en Chile?

RCB dijo...

Allá están todos casi paranoicos con los robos y asaltos, como si uno estuviera en el país más peligroso del orbe. Me tocó presenciar varios robos en los buses de Londres cuando vivía allá y hace poco leía que el 2005 acá hubo un millón de denuncias por robos de bicicleta en las calles. Pregúntale a quien quieras y todos te dirán que alguna vez le robaron la bicicleta y nadie diría que el país es inseguro ... muchos medios que venden historias baratas.
También apoyó al Transantiago, aunque espero que los buses circulen más rápido que acá. Saludos y disfruta