viernes, 18 de mayo de 2007
Nuevas carreras
Si buscas un trabajo diferente. Si te gusta la comunicación . Si buscas una profesión con proyección. ¿Quieres un trabajo bien remunerado?.Donde puedas conocer diferentes culturas. No lo dudes.Ven con nosotros. Se abre la nueva carrera con vista al futuro "Ingenieria en recolección de Chicles. Mención sin azúcar"
No me extrañaría que algún instituto profesional en Chile me quitara la idea. En Barcelona espatula en mano ya no es novedad.
miércoles, 9 de mayo de 2007
Jefes prepotentes
Foto: Carlos Garcia
por Asdrubal Briceno
Sepa usted ,estimado señor, estimada señora, que en Chile jamás verá a un jefe de cocina, que sienta orgullo de su responsabilidad, pelando una papa o limpiando. ¡No! Eso sería un peligro serio a su autoridad. ¿Que diría el novel cocinero si lo ve en pleno trabajo en tareas menores?. Además no se dejan “tutear” ¡que falta de respeto sería eso!.
En las cocinas de Chile abundan los jefes antipáticos, gruñones y de corto genio. Más abundan sabiendo que los que estamos a su ordenes tendremos que aguantarlos y rendirle honores . “ No hagas enfadar al jefe” me dijo alguna vez una compañera temerosa. “ A mi no me levantas la voz” me gritó una vez uno de estos personajes con una sartén en la mano. Cuando dejé encerrado a uno, por casualidad, en un refrigerador , fui famoso por ello. Por seguir con vida.
El prototipo de un jefe en Chile, dista mucho de lo que es un jefe en tierras europeas.
Siento decirlo pero fue uno de los motivos por los que evité numerosas veces entrar a una cocina y desarrollé mi carrera en áreas menos ortodoxas.
He visto a mis superiores con guantes de látex limpiando la rejilla del suelo. Cargando una nevera o poniendo cajas de leche en una estantería. Curiosamente me han hecho saber cuando ven que hago las cosas bien y se esfuerzan por sonreír a pesar de tener un mal día .¡Son capaces hasta de pedir disculpas!. Se dejan tutear y aceptan sugerencias. No se molestan si se les pide un favor.
Existen razones para tal diferencia. Ellos valoran tu trabajo, porque saben que un buen trabajador se puede ir con facilidad. Al menos en Barcelona hay dos o tres restaurant por calle , es altamente frecuente recibir ofertas sin buscarlas. Nadie aquí ,salvo un sudamericano novel o un inmigrante sin papeles , aguantaría a un jefe prepotente. Lamentablemente en Chile , debido a la escasez de trabajo y a los abusos ,estos señores pueden enseñar su superioridad sin temor, sabiendo que a quienes mandan, los aguantaran. Vi a compañeras llorando cada día por trato del jefe gritón . “tengo hijos, tengo que aguantarlo no ma”.
Algo que he visto como una novedad , se ha repetido en casi todos mis trabajos en España. Un jefe es muchas veces un compañero de trabajo con más responsabilidad, que dirige la labor para llevarla a la menor forma. Y un buen empleado es quien se deja dirigir para lograr el bien común y no la alegría particular. Esto no tiene más asunto .No entran aquí los temperamentos.
Por lamento ,el jefe prepotente sigue siendo en Chile una institución.
¿Cambiará esto alguna vez?.
sábado, 5 de mayo de 2007
Desapareció
-Señora- tengo un paquete para usted.
Un hombre bien vestido , de corbata, se encontraba en el portal a unos 20 escalones de la puerta del departamento.
- Por favor, traiga su identificación- dijo sin ansiedad, en un perfecto español.
Y mi madre, con el entusiasmo propio de una chilena residente en el extranjero y ante la perspectiva que tener un paquete sorpresa, baja con su identificación. Con el detalle de dejar la puerta del departamento abierta.En Barcelona no pasa nada, que va a pasar...
Al bajar, el hombre de etnia magrebí, delgado , alto , pelo rizado corto, negro y bien peinado, de rostro joven y atractivo, de unos 30 años, con aspecto limpio y elegante. Según la curiosa declaración de mi madre unas horas después. Yo simplemente hubiese dicho “un moro”, intentando ser elegante. Antes de bajar el último escalón , aún acomodándose las gafas, mi madre "ve" que el hombre no estaba, desapareció.
La ilusión del paquete sorpresa también.
Al regresar al departamento, mi madre se sienta en forma habitual. Por la hora sospecho ,muy probablemente a ver a Karlos Arguiñano y sus ramas de perejil.
Mis historias ya no estaban. Mis fotos. Mis recuerdos. Mis relatos inéditos. Mi música. 40 GB y más.
Solo quedó la impotencia , la sorpresa…y el cable.
El Moro y mi computador.
Un hombre bien vestido , de corbata, se encontraba en el portal a unos 20 escalones de la puerta del departamento.
- Por favor, traiga su identificación- dijo sin ansiedad, en un perfecto español.
Y mi madre, con el entusiasmo propio de una chilena residente en el extranjero y ante la perspectiva que tener un paquete sorpresa, baja con su identificación. Con el detalle de dejar la puerta del departamento abierta.En Barcelona no pasa nada, que va a pasar...
Al bajar, el hombre de etnia magrebí, delgado , alto , pelo rizado corto, negro y bien peinado, de rostro joven y atractivo, de unos 30 años, con aspecto limpio y elegante. Según la curiosa declaración de mi madre unas horas después. Yo simplemente hubiese dicho “un moro”, intentando ser elegante. Antes de bajar el último escalón , aún acomodándose las gafas, mi madre "ve" que el hombre no estaba, desapareció.
La ilusión del paquete sorpresa también.
Al regresar al departamento, mi madre se sienta en forma habitual. Por la hora sospecho ,muy probablemente a ver a Karlos Arguiñano y sus ramas de perejil.
Mis historias ya no estaban. Mis fotos. Mis recuerdos. Mis relatos inéditos. Mi música. 40 GB y más.
Solo quedó la impotencia , la sorpresa…y el cable.
El Moro y mi computador.
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