viernes, 19 de enero de 2007

Mis días en Chile


Dicen que no tengo acento español alguno, cosa de la que debiera sentirme orgulloso.
Aunque si hay quien me ah escuchado con desilusión . " A ver, hablamé como español" me han dicho númerosas veces como cuando se le pide a un niño que diga su nombre completo,que indique con sus dedos cuantos años tiene o que "haga un viejito"a la tía. Me he negado por dignidad y he disfrutado de dejar de hablar de forma policamente correcta adoptando una vez más cada modismo chileno.

Al tiro, cachai, te fuiste en la volá, chii na que ver. Son frases que escucho y digo con especial gracia.

Me han preguntado como he visto a Chile en mi regreso. Y confieso que la alegría de ver a mis amigos y familia pudiera nublar el juicio.


Los cuarenta y cinco mil pesos que tuve que gastar para una atención médica, también pudieran influir en mi pensar...


He visto a un Chile más preocupado por la delicuencia, a la gente orgullosa del nuevo metro y de las autopistas de alta velocidad. A mujeres que sacan la voz con mayor fuerza ,quizás con intenciones de sobreponerse al desastrozo machismo. Donde el hombre aún cree que lavando los platos le hace un favor a su esposa "te lavé los platos" y a madres sobreprotectoras que impiden que un joven realice cualquier tarea laboral.
Los chicos no conocen la plancha ni la lavadora, no saben lo que es un lavaloza y saben de vista lo que es una escoba. Esto no es más distinto que en España, aunque creo que en mi pais se ve de forma más ingenua y con una normalidad descarada.

Si tuviera que decir cual es la diferencia mayor que siento entre vivir en Europa , el primer mundo y en Chile el tercero ( descubrí aunque no con total certeza de cual es el segundo mundo!) Es casi sin dudarlo los asuntos laborales. En el hogar donde estoy el dueño de casa, el típico chileno esforzado de clase media, sale de casa antes de las ocho de la mañana y regresa cercano a las diez de la noche luego de una jornada laboral maratónica. 6 días por semana.
Si hablo de las 14 pagas en España es una herejía!.

Mi vida en Europa debe continuar sabiendo con certeza que un regreso ahora sería tremendamente apresurado. Quedan vivencias aún por descubrir .Aún así mis ojos futuros están en Chile. Amo y difruto de la alegría de los chilenos pese a todo, de la hospitalidad a toda prueba. De ser impredecibles.

Gracias a los que permiten que mis días en Chile me llenen de óptimismo.

En la foto: con mi hermano en su departamento en La reina, con luces y luna llena.

jueves, 11 de enero de 2007

Iván Zamorano y yo


"No andes con el Mp4 en la mano".
"Sacate la billetera del bolsillo".
"La mochila no la lleves en la espalda"."¿Es de marca?".
"Mira que me han asaltado tres veces, la última me pegaron en el suelo".

Con tantas advertencias,reconozco que iba asustado a mi primer viaje en micro (autobus) por Santiago luego de casi dos años.

Llegué al paradero sin saber ni siquiera cuando costaba el pasaje. 676 - la micro que me sirve, que por supuesto no paró en mi primer intento de alzanzarla. Esperé otros veinte minutos y llegaron dos micros idénticas. Excelente planificación - pensé-. Como la primera no paró , ahora vienen dos al mismo tiempo para compensarme. Que eficiencia!. Lamenté poder tomar solo una.

Luego, arriba, logré pasar la primera prueba: Pagar el pasaje, afirmarme y no caerme luego de una acelerada repentina.

" Oye flaco dale el asiento a la señora que está hacer rato con la guagua ( bebé) ahí parada" . Pegó un grito el micrero a un chico que sentado se hacia el dormido.
Yo intentando afirmarme y no soltarme ni por juego de la barra metálica del pasillo.
Eran las ocho de la tarde. El 50 % de los pasajeros sentados y el 20% de los que iban de pie dormian, luego de su prolongada jórnada laboral.

No podía faltar el pintoresco vendedor de helado " Choco panda a cien!!" decía un niño de unos doce años sin timidez, avanzando entre compañeros de viaje. Con la seguridad que tenía Maradona en la cancha de futbol.
Hubiese sido un desafío mayor comerse un helado estando de pie y haciendo equilibrio en cada curva. Ganas no me faltaban, pero me aguanté.

Zamorano por la televisión cada día me dice de un nuevo sistema de transporte que se dará inicio en febrero .El llamado "Transantiago". Con formas y colores a la europea.
Un sistema que la gente le tiene poca fe y que solo hablan con entusiasmo el Ministro de Transporte e Iván Zamorano el ex futbolista e imagén del nuevo modelo.

Toqué el timbre para que el micrero parara en el paradero que curiosamente esta creado para que se detengan las micros. Pero el conductor quería hacerlo más entretenido y paró unos treinta metros más allá, después de cruzar la calle con luz amarilla.

Esperé que el autobus se detuviera antes de bajar. Ingenuo! Ahora creo que aquel pensamiento fue lo más pintoresco del viaje. El autobus por supuesto no se detuvo nunca y decidí saltar en el momento que comenzaba la acelerada. Caí de pie.

Pero no me robaron y aunque me quedé con las ganas de comerme un helado, llegué a mi destino.



Ministro : Zamorano y yo creemos en usted.