Dicen que no tengo acento español alguno, cosa de la que debiera sentirme orgulloso.
Aunque si hay quien me ah escuchado con desilusión . " A ver, hablamé como español" me han dicho númerosas veces como cuando se le pide a un niño que diga su nombre completo,que indique con sus dedos cuantos años tiene o que "haga un viejito"a la tía. Me he negado por dignidad y he disfrutado de dejar de hablar de forma policamente correcta adoptando una vez más cada modismo chileno.
Al tiro, cachai, te fuiste en la volá, chii na que ver. Son frases que escucho y digo con especial gracia.
Me han preguntado como he visto a Chile en mi regreso. Y confieso que la alegría de ver a mis amigos y familia pudiera nublar el juicio.
Los cuarenta y cinco mil pesos que tuve que gastar para una atención médica, también pudieran influir en mi pensar...
He visto a un Chile más preocupado por la delicuencia, a la gente orgullosa del nuevo metro y de las autopistas de alta velocidad. A mujeres que sacan la voz con mayor fuerza ,quizás con intenciones de sobreponerse al desastrozo machismo. Donde el hombre aún cree que lavando los platos le hace un favor a su esposa "te lavé los platos" y a madres sobreprotectoras que impiden que un joven realice cualquier tarea laboral.
Los chicos no conocen la plancha ni la lavadora, no saben lo que es un lavaloza y saben de vista lo que es una escoba. Esto no es más distinto que en España, aunque creo que en mi pais se ve de forma más ingenua y con una normalidad descarada.
Si tuviera que decir cual es la diferencia mayor que siento entre vivir en Europa , el primer mundo y en Chile el tercero ( descubrí aunque no con total certeza de cual es el segundo mundo!) Es casi sin dudarlo los asuntos laborales. En el hogar donde estoy el dueño de casa, el típico chileno esforzado de clase media, sale de casa antes de las ocho de la mañana y regresa cercano a las diez de la noche luego de una jornada laboral maratónica. 6 días por semana.
Si hablo de las 14 pagas en España es una herejía!.
Mi vida en Europa debe continuar sabiendo con certeza que un regreso ahora sería tremendamente apresurado. Quedan vivencias aún por descubrir .Aún así mis ojos futuros están en Chile. Amo y difruto de la alegría de los chilenos pese a todo, de la hospitalidad a toda prueba. De ser impredecibles.
Gracias a los que permiten que mis días en Chile me llenen de óptimismo.
En la foto: con mi hermano en su departamento en La reina, con luces y luna llena.
Aunque si hay quien me ah escuchado con desilusión . " A ver, hablamé como español" me han dicho númerosas veces como cuando se le pide a un niño que diga su nombre completo,que indique con sus dedos cuantos años tiene o que "haga un viejito"a la tía. Me he negado por dignidad y he disfrutado de dejar de hablar de forma policamente correcta adoptando una vez más cada modismo chileno.
Al tiro, cachai, te fuiste en la volá, chii na que ver. Son frases que escucho y digo con especial gracia.
Me han preguntado como he visto a Chile en mi regreso. Y confieso que la alegría de ver a mis amigos y familia pudiera nublar el juicio.
Los cuarenta y cinco mil pesos que tuve que gastar para una atención médica, también pudieran influir en mi pensar...
He visto a un Chile más preocupado por la delicuencia, a la gente orgullosa del nuevo metro y de las autopistas de alta velocidad. A mujeres que sacan la voz con mayor fuerza ,quizás con intenciones de sobreponerse al desastrozo machismo. Donde el hombre aún cree que lavando los platos le hace un favor a su esposa "te lavé los platos" y a madres sobreprotectoras que impiden que un joven realice cualquier tarea laboral.
Los chicos no conocen la plancha ni la lavadora, no saben lo que es un lavaloza y saben de vista lo que es una escoba. Esto no es más distinto que en España, aunque creo que en mi pais se ve de forma más ingenua y con una normalidad descarada.
Si tuviera que decir cual es la diferencia mayor que siento entre vivir en Europa , el primer mundo y en Chile el tercero ( descubrí aunque no con total certeza de cual es el segundo mundo!) Es casi sin dudarlo los asuntos laborales. En el hogar donde estoy el dueño de casa, el típico chileno esforzado de clase media, sale de casa antes de las ocho de la mañana y regresa cercano a las diez de la noche luego de una jornada laboral maratónica. 6 días por semana.
Si hablo de las 14 pagas en España es una herejía!.
Mi vida en Europa debe continuar sabiendo con certeza que un regreso ahora sería tremendamente apresurado. Quedan vivencias aún por descubrir .Aún así mis ojos futuros están en Chile. Amo y difruto de la alegría de los chilenos pese a todo, de la hospitalidad a toda prueba. De ser impredecibles.
Gracias a los que permiten que mis días en Chile me llenen de óptimismo.
En la foto: con mi hermano en su departamento en La reina, con luces y luna llena.